Partes de guerra

Puente 141(2010)

VV.AA., Partes de guerra, edición de Ignacio Martínez de Pisón, RBA Libros, segunda edición, Madrid, 2009, 496 págs.

Con el deber de memoria y la Ley de Memoria Histórica vuelven a publicarse novelas sobre la guerra civil.
Partes de guerra no es una novela sino una antología de relatos sobre la contienda que, al fin y al cabo, forma una especie de novela colectiva. El objetivo de Martínez de Pisón « no ha sido reunir un ramillete de buenos relatos sino contar la guerra civil, o al menos una gran parte de ella, a través de las historias escritas por algunos de nuestros mejores narradores. » (Prólogo, pág 11).
Esa « historia » cuenta con 35 relatos escritos por 32 autores (Max Aub, Manuel Chávez Nogales y Juan Eduardo Zúñiga aparecen con dos relatos cada uno) de ambos bandos.
Dentro de esos relatos, hay algunos muy conocidos ya, como La lengua de las mariposas de Manuel Rivas, El Tajo, de Francisco Ayala o los de Zúñiga publicados en Capital de la gloria. Otros se publicaron en revistas difíciles de encontrar o en libros agotados.
Si el libro da la impresión de ser una novela colectiva es porque Martínez de Pisón ha elegido no presentar los relatos ordenados por la fecha de escritura sino más bien ordenarlos por la época en que transcurre la acción. Así, la historia del primer cuento, La lengua de las mariposas, se desarrolla durante los primeros días de la guerra, mientras que la historia del último, Campo de los almendros, de Jorge Campos, transcurre en un campo de concentración de presos, ya terminada la guerra.
Por su concepción, Partes de guerra refleja el carácter global de la guerra. Las historias contadas están escritas por escritores de ambos bandos, como mencionamos antes. Cuentan hechos que tuvieron lugar por todo el espacio geográfico español, historias de militares que combaten en las trincheras e historias de civiles que padecen los daños de la guerra en la retaguardia urbana o rural. Algunos de esos cuentos fueron escritos primero en euskera (Atxaga), en gallego (Rivas, Xosé Luís Méndez Ferrín) o en catalán (Pere Calders, Mercè Rodoreda ).
La mayoría de las historias contadas están exentas de odio, de propaganda o de heroísmo, a pesar de estar escritas por algunos autores muy comprometidos como María Teresa León (la mujer de Alberti) o Francisco Ayala. Lo recurrente es lo absurdo de la guerra, que hizo que gran parte de los combatientes pertenecieran a uno u otro bando no por razones ideológicas sino por razones más bien geográficas, que hizo que, en momentos de tregua o de calma, los combatientes de ambos bandos –a veces los había del mismo pueblo-, simpatizasen e intercambiasen noticias e incluso alimentos (La charca, Cristo nace hacia las nueve, ambos de autores del bando nacional : López Anglada, García Serrano), que hizo que se fusilara a gente, ya fuera por respeto incondicional a las leyes (La ley), ya fuera por el mero hecho de ser maestro (La lengua de las mariposas, El maestro, El primer americano de Obaba) o por encontrarse en el mal momento en el mal sitio. A veces lo absurdo lleva a situaciones divertidas, si no fuesen trágicas (La emisora, Campo de almendros, Las minas de Teruel).
El único autor que da muestras explícitas de parcialidad, de maniqueísmo, incluso de odio y propaganda es Edgar Neville (Las muchachas de Brunete), quien, para contar los acontecimientos horrorosos de la batalla de Brunete, suele recurrir a un lenguaje sesgado cuando se trata de los republicanos y del pueblo en general : pueblerino, isidros rezagados, multitud sucia y grosera, fauna, hampa, masa viscosa, golfos, canalla,…Los altos mandos rusos sólo sueñan con llegar a ser embajadores en países burgueses, los generales del ejército republicano son unos incompetentes, los milicianos son cobardes que anhelan pasar al otro bando,…mientras que las dos enfermeras del glorioso ejército nacional capturadas por los republicanos son seres íntegros que, incluso en los momentos más difíciles, no temen burlarse de sus celadores y reírse de la muerte,….
Pues bien, no se trata aquí de jerarquizar los relatos ni de juzgar a los autores. Todos los relatos son igual de buenos en lo que se refiere al aspecto literario.
El público ha sido consciente de eso ya que la primera edición, publicada a principios de diciembre de 2008, se agotó en muy poco tiempo

Rodolphe STEMBERT