Puente 135(2008)
Mario Vargas Llosa: La tentación de lo imposible .
Victor Hugo y Los Miserables. Alfaguara 2004. 223 pp.
Traducción al francés (Albert Bensoussan et Anne-Marie Casès) : La tentation de l’impossible. Victor Hugo et Les Misérables. Gallimard, «Arcades» 2008
Este ensayo permite leer o releer Les Misérables. O al menos las mejores páginas, si la obra entera parece demasiado larga. Y eso, guiados por uno de los mejores autores latinoamericanos, autor él mismo de novelas históricas, que analiza con entusiasmo la historia de Jean Valjean y su mundo.
Y ¿por qué no aprovechar esta oportunidad para presentar algunas páginas a los alumnos en la clase de francés, ilustrándolas con un comentario del autor peruano en la clase de español?
Victor Hugo comenzó esta «hermosa ficción» en 1845 y la terminó durante su exilio en Jersey y Guernesey. Se publicó en1862.
«El divino estenógrafo», como llama Vargas Llosa a Victor Hugo, crea una novela «total» que describe la sociedad francesa entre 1815 y 1833. Pero ¿es una obra realista, como quisiera hacérnos creer V.Hugo? No, dice Vargas Llosa. «Por más que los materiales históricos (…) desempeñen un papel central (…), los ingredientes ficticios son infinitamente más abundantes…»
Los personajes tampoco son realistas ; representan arquetipos : «ninguno de los personajes principales representa el hombre promedio, común, reconocible, sino las formas más extremas e inusitadas de lo humano: el santo, el justo, el héroe, el malvado, el fanático.»
Jean Valjean, un coloso de fuerza prodigiosa, permanece encarcelado durante 19 años ; gracias a su encuentro con Monseigneur Myriel -encarnación de la santidad- cambiará completamente. El antiguo preso podrá ejercer su aspiración al bien y acaba por ser un justo.
Después de Jean Valjean, el fanático policía Javert es el «monstruo» más importante de Los Miserables. Su filosofía, sustentada por dos sentimientos simples -respeto a la autoridad y odio a toda forma de rebeldía- está admirablemente resumida en lo que dice a Monsieur Madeleine (alias Jean Valjean) : «Dios mío, qué fácil es ser bueno, lo difícil es ser justo.»
También admira Vargas Llosa la estructura del libro, a la vez compleja y clara, y destaca los momentos fuertes de la acción, por ejemplo las barricadas, con la descripción de » el fuego de la metralla que siega la existencia del más tierno y simpático personaje de la novela -el pilluelo Gavroche, hijo abandonado de los Thénardier, monarca del arroyo y de la picardía.”
Otro lugar simbólico es las cloacas de París, donde Thénardier, Jean Valjean, Marius y Javert
volverán a encontrarse. En esta «dantesca travesía por los intestinos de la ciudad» otra vez evoluciona la acción :»Thénardier abre las puertas de la superficie al ex forzado y al herido (Marius) quienes salen a la luz sólo para caer en manos del implacable Javert.»
No se olvida la batalla de Waterloo, en donde los destinos también se entrecruzan.
Por fin encontramos una reflexión sobre las intenciones filosóficas del libro.
«Por más que nos afanemos en tallar del mejor modo posible el bloque misterioso de que está hecha nuestra vida, la vena negra del destino reaparece siempre.» dice V. Hugo.
Pero denuncia las injusticias sociales y en particular la condición de la mujer: Fantine se prostituye y vende sus dientes y su pelo para criar a su hija Cosette.
Por otra parte, añade Vargas Llosa, no olvidemos que desde su juventud, Victor Hugo se opuso a la pena de muerte y expresó su opinión (por ejemplo en Le dernier jour d’un condamné, en 1829). ¿No es esa una manera de luchar contra el mal social? ¿La expresión de su creencia en el progreso?
A pesar de todo, muchos lectores del siglo XIX se escandalizaron con el libro, que presentaba la miseria en sus aspectos más trágicos.
Lamartine fue uno de los más críticos; encontraba la novela demagógica, utópica y además peligrosa para el pueblo por su «exceso de ideal»…»la más terrible y la más homicida de las pasiones que se puede infundir a las masas, es la pasión de lo imposible. Porque todo es imposible en las aspiraciones de Los Miserables, y la primera de esas imposibilidades es la desaparición de todas nuestras miserias» dice Lamartine, citado por Vargas Llosa.
La crítica de Lamartine puede hacernos sonreír dice el ensayista, sobre todo hoy, cuando se considera a la literatura, y a la novela en particular, sólo como entretenimiento o diversión: «¿quién cree en nuestros días que una gran novela puede subvertir el orden social?»
Pero insiste en la importancia de la literatura, que está cargada de significados : «Los Miserables es una de estas obras que en la historia de la literatura han hecho desear a más hombres y mujeres de todas las lenguas y culturas un mundo más justo, más racional y más bello que aquel en el que vivían.»
¿Cómo no pensar en lo que dijo J.M.G Le Clézio, el 10 de octubre de 2008, cuando recibió el Premio Nobel de Literatura: » Mon message est qu’il faut continuer de lire des romans, car c’est un bon moyen de comprendre le monde actuel.»?
Quisiera terminar con unas reflexiones :
1.Victor Hugo conocía bastante bien el español, que había aprendido de niño cuando vivía en España. Lo utilizó en unos cuadernos secretos durante su exilio en Jersey y Guernesey para apuntar los detalles de su «comercio» carnal y mercantil con las muchachas de servicio, según un contrato estricto. Algunos ejemplos: «Mlle Rosiers. Piernas. (algunos centavos)… Marianne…Toda tomada. 1fr25…» etc.
Comentario del ensayista : «El español, el idioma de la transgresión, de lo prohibido y el pecado, del gran romántico, quién lo hubiera dicho.»!
2. Uno de los traductores del libro (como de muchos otros del autor peruano) es Albert Bensoussan, a quien tuvimos el honor de conocer cuando fue invitado por Christine Defoin. a participar en un coloquio de la SBPE .
3. En «La orgía perpetua. Flaubert y «Madame Bovary» (1975), Mario Vargas Llosa hace un penetrante estudio de la obra maestra de otro gran autor francés del siglo XIX. La obra también fue traducida por Albert Bensoussan.
Josine CANCELIER-MAHY