Puente 121(2005)
En el marco del último seminario del ciclo organizado por la Consejería de Educación de la Embajada de España y el Instituto Cervantes, Blas Martínez, asesor pedagógico de E/LE de SGEL, organizó el pasado 9 de marzo un taller práctico sobre el uso de fragmentos cinematográficos y su aplicación en el desarrollo de actividades didácticas en el marco de una enseñanza comunicativa.
Las películas seleccionadas fueron Belle Epoque, Los peores años de nuestra vida, Hola, ¿estás sola? y Alma gitana.
Antes de pasar a las aplicaciones prácticas, el señor Martínez hizo una pequeña introducción para subrayar el interés de utilizar películas en el aula. El cine representa la vida real, los comportamientos y el lenguaje de una época o de una sociedad determinada. Pero, ¿qué se necesita para hacer una película? Primero actores y un guión o historia escrita. Luego el lenguaje oral, que puede ser coloquial, vulgar, culto, clásico, etc. Y, por fin, información escenográfica, o sea los parámetros de tiempo y de espacio.
Las ventajas de presentar cine en la clase son múltiples. Es activo, permite oír nuevos acentos, despierta el interés ; se pueden trabajar las diversas destrezas y también observar el lenguaje no verbal. Sin embargo, aparecen algunos inconvenientes, principalmente dificultades de entender, debidas a la rapidez o a los ruidos de fondo.
Si tomamos como ejemplo un fragmento de la película Belle Epoque de Fernando Trueba, podemos analizar el contexto (por ejemplo, un cura republicano), definir las características y los rasgos de cada uno (¿cómo son?, provocando el uso de una serie de adjetivos para trabajar el léxico). También permite aludir a referencias culturales e históricas. No se olvidan tampoco las estructuras gramaticales (por ejemplo, el uso de referencias al pasado).
Otro fragmento podría ser uno de Los peores años de nuestra vida, de Emilio Martínez Lázaro. En este caso, se puede ver primero un fragmento sin sonido. Los alumnos deben entonces imaginar lo que pasa, describir los personajes. Luego se les enseña lo mismo con el sonido ; y se puede también hacer una lectura dramatizada.
Las otras dos películas permiten introducir la interculturalidad. En el caso de Hola, ¿estás sola?, de Icíar Bollaín, se puede discutir de la emigración, del paro o de la convivencia.
Alma gitana, de Chus Gutiérrez, nos lleva a temas como las mujeres maltratadas o el contraste de culturas (como ya era el caso de la novela de Ramón Sender, La tesis de Nancy)
Mireille VERDIÈRE