Puente 120(2005)
Bella en las tinieblas, Madrid, Alfaguara, 1997, 408 págs.
Manuel de LOPE nació en Burgos en 1949. Después de una estancia en la cárcel de Burgos, donde lo metieron par razones políticas, se marcha a Francia, en donde va a permanecer hasta 1993, fecha de su regreso a España. Durante su estancia en Francia escribe Albertina en el país de los Garamantes ; con claras referencias proustianas, llama la atención de la editorial Seix Barral que lo publica en 1978. En 1980 publica, primero en francés, L’automne du siècle (Stock, 1980) cuya versión española, El otoño del siglo, aparece al año siguiente en Argos Vergara. Dejemos a un lado Jardines de África, Alfaguara, 1982, Madrid continental, Alfaguara, 1987, una novela ambientada en el Madrid de la posguerra o Shakespeare al anochecer, Alfaguara, 1992 para llegar a Bella en las tinieblas, Alfaguara, 1997, novela que le dio a conocer . Fue apreciada tanto por la crítica como por los lectores ( tuvo un gran éxito comercial).
En esta novela se cita a una joven viuda de un general, a una especie de madame Bovary morfinómana, a un médico perverso, a un niño raro, a una criada coleccionista de chatarra y a un joven abogado madrileño el cual, por razones profesionales, se ve inmerso en ese ámbito.
El paisaje oceánico, omnipresente, desempeña el papel de un personaje más : « Mire el mar , abogado. Admírelo…¿ Qué diría si la viera usted a ella esta noche ?… Aun a pesar de las tinieblas bella, aun a pesar de las estrellas clara…¿ Es usted lector de poesía ? »
El eje de la narración, el amor que siente el muchacho por la viuda, sería trivial sin el tratamiento que le confiere el autor, tanto desde el punto de vista de la estructuración como desde el punto de vista del estilo, un estilo muy cuidado que se inscribe claramente dentro de la línea de los herederos de Juan Benet, aludido explicítamente a través de una cita que no es sino el verso que sirve de título a la última obra de Benet :« atravesaba la muerte con herrumbrosa lanza »
Las perlas peregrinas, Madrid, Madrid, Espasa, 1998, 372 págs.
Las perlas peregrinas, está construida como una novela policíaca, pero como una novela policíaca humorística o mejor dicho, una parodia del género. La cita de Nabokov en epígrafe advierte al lector : « You can always count on a murderer for a fancy prose style ». La novela empieza de manera kafkeana (hasta hay cucarachas en la oficina del protagonista) : un abogado llamado Kaufmann acoge a un cliente, un joyero, que también se llama Kaufmann. Ese Kaufmann está investigando sobre dos perlas de un collar mítico, llamado la Catarata del Mar Pérsico, propriedad de El Gran Duque, un hombre de negocios multimillonario. El joyero acabará siendo asesinado y el abogado se encaprichará con una niña púber que se llama…Lolita, « una ninfa antropóloga sobre patines que pedía dos talegos por pasar la noche con tíos como Kaufmann » , lo que dará lugar a unas páginas erótico- humorísticas « ninfulescas » de antología. En pocas palabras, Las perlas peregrinas es una novela sin pretensiones que, por su estuctura, su humor, su estilo, supera las novelas de entretenimiento.
La sangre ajena, Madrid, Debate, 2000, 256 , págs
Con esta novela Manuel de Lope pone en escena acontecimientos más serios y más dramáticos ; Tal como en Bella en las tinieblas, la acción de la novela se sitúa en el País vasco y tiene la guerra como telón de fondo. Nos encontramos con el mismo entorno y con los mismos personajes : el chalet de una joven, viuda de un oficial republicano fusilado por los nacionalistas, en la vecindad de la casa de un médico que se llama Castro, como el médico de Bella en las tinieblas – proprietario, como su homólogo, de un coche viejo y de una moto Guzzi –, una vieja criada y un abogado nombrado Goitia, al igual que el heredero presunto del general de Bella en las tinieblas .
También hay escenas, en especial las que están dedicadas a introducir a los protagonistas, que presentan similitudes (a raíz del funeral del general en Bella en las tinieblas, a raíz de la boda de Isabel en La sangre ajena ). Tampoco falta un guiño a Benet, con la presencia episódica de un capitán Arderíus cuyo apellido recuerda a cierto capitán Cristóbal Averíus de Herrumbrosas lanzas.
En ese escenario, hay un joven abogado llegado allá en busca de calma para preparar las oposiciones a notaría. Se ha hospedado en la antigua casa de su abuela, casa que pertenece ahora a la criada.
El lector se entera de que a Isabel, la joven viuda del capitán Herraiz, se le murió en el parto el niño que estaba esperando y de que adoptó o, mejor dicho, se apropió del hijo de la criada, fruto de una violación que ésta había sufrido cuando tenía 16 años.
Toda esa vida secreta será espiada y comentada por el médico, consumido de impaciencia por desvelarla al abogado.
De hecho, el lector atento habrá sospechado a través de ciertos indicios – la novela nunca es explícita – que el abogado era, en realidad, el nieto de la criada . Sólo al lector le será dado a conocer aquel secreto de familia, en las páginas finales. En cuanto al abogado, regresará a Madrid sin enterarse de nada :
– A veces me pregunto por qué mi abuela le dejaría la casa a la sirvienta.
– Secreto de notario-dijo el doctor apenas bromeando.
El joven Goitia se echó a reír.
– Quién sabe, puede que sea así .
La novela está compuesta de cuatro capítulos organizados en un vaivén permanente entre pasado y presente y cada capítulo se centra en un episodio determinante : « La boda », episodio en el cual interviene también el pasado de la criada, « El viaje de novios » en el cual se evocan también los últimos momentos de la vida del marido de Isabel, « El fruto malogrado » , con la escena tremenda del parto que permite al doctor introducirse en el entorno de Isabel y « El vientre ajeno » el el cual se concreta el pacto que va a unir a las dos mujeres.
Como escribíamos arriba, la guerra civil sirve de telón de fondo ; todos los acontecimentos son consecuencia de la guerra ; desde la violación de la sirvienta por un sargento hasta la apropiación del fruto de aquella violación por Isabel, pasando por el fusilamento de su marido, que participó en los acontecimientos, en el bando leal, al volver de su luna de miel, mientras sus amigos, testigos de su boda, luchaban al lado de los sublevados.
Una de las características de la obra de Manuel de Lope es la manera tan inteligente con la cual va jugando con las expectativas, factor creador de suspense. Desde luego, mantiene al lector en vilo esparciendo por aquí y por allá pequeños detalles que parecen anodinos, como por ejemplo : « La espléndida viuda sonrió » cuando su marido aún seguía vivo o « Aquéllas eran las últimas semanas de su juventud pero el doctor no podía saberlo » o « Sin duda otras personas habían de recordar esa fecha por motivos distintos pero eso no era de la incumbencia del doctor » . Al inicio de La sangre ajena, se trata de manera muy anecdótica la expropiación de la venta donde la sirvienta pasó su niñez, especie de metáfora anunciadora de lo que ocurrirá más tarde, cuando Isabel se apropia de su hija. Se podrían multiplicar los ejemplos de esa estrategia, que va entablando cierta complicidad entre el narrador y el lector y hace de su lectura algo activo, creativo.
Rodolphe STEMBERT